Se acerca el 17 de noviembre, Día
Internacional del bebé prematuro, una fecha especial en nuestra vida, pues nuestros
dos hijos nacieron antes de lo esperado. He leído en algunos foros/blogs que
uno no está preparado para ello y no puedo estar más de acuerdo…
Que el primer contacto con tu hijo sea
solo de una décima de segundo en el que te permiten darle un beso porque tienen
que llevarle a toda prisa a la UCI de
neonatos enganchado a una botella de oxígeno, quedarte sola en el paritorio después
de haber tenido todo un equipo de profesionales médicos minutos antes, y sin tu
marido al lado, porque ha salido junto a la camilla acompañando a nuestro bebé,
ver a tu hijo a través de un frío cristal rodeado de cables, máquinas mientras
lucha por vivir, sentir en nuestra piel cada pinchazo cuando le colocan la vía
o le hacen un análisis y verle los tobillos amoratados de tantos pinchazos, volver
a casa solos y en la maleta doblada la
ropa de primera puesta sin estrenar, tratar de sacar leche en las pocas horas
que puedes descansar con un frío extractor sin tu bebé al lado ¿quién está
preparado para todo esto?
Esto en solo un pedacito de lo que
vivimos durante el mes que nuestro hijo mayor estuvo ingresado en la unidad de
neonatos de la Fundación Jiménez Díaz. Adrián
nació en la semana 35 con distrés respiratorio e hipertensión pulmonar.
Dos años después algo parecido nos pasó
con nuestro segundo hijo, nació en la semana 37 (ya en el límite de la prematuridad)
con el hierro por debajo de la normalidad.
He hablado de pinchazos, pruebas,
cables… pero no puedo olvidarme del gran equipo médico que hay en las unidades
de neonatos, que hacen todo lo posible por sacar adelante a estos pequeños
campeones, que siempre tiene un gesto, una palabra de apoyo para los padres. Yo
no dejo de agradecer al equipo de Neonatos de la Fundación Jiménez Díaz cómo
trataron a nuestros hijos (y a nosotros) en aquellos momentos. Son muchos los
nombres que vienen a mi cabeza: Raquel, Natalia, Elena, Alfonso …. Y rostros,
muchos rostros (incluso en los pasillos) que te brindan una sonrisa y una
palabra de ánimo. A todos ellos ¡¡gracias!!
Han pasado cuatro y dos años, pero
cada 17 de noviembre me acuerdo de mis pequeños en esta fecha, y de los padres que
ahora pasan por nuestra misma situación ¡mucho ánimo!. Es increíble la
capacidad tan grande para luchar por la vida, ellos son mis pequeños grandes
héroes.
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