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Cosas que no había hecho (ni imaginado) hasta que me convertí en mamá

amor maternal
Aspirar mocos, suena a una cochinada pero lo de aspirar mocos a tu churumbelito pasa a ser una tarea diaria en invierno, tanto como el baño o darle de comer. Con Adrián me pasé el invierno pasado con el aspirador nasal en la mesilla de noche… y este año el trabajo se multiplica por dos, no estamos ni en noviembre y ya han caído los hermanos con bronquiolitis ¡¡ay señor qué invierno nos espera!! El buen padre ya ha caído y yo no sé cómo me estoy librando (al final lo de aspirar mocos lo mismo hasta inmuniza).

Hablar de cacas con una soltura que ni yo me lo creo, y es que estando en operación pañal es lo que toca.  Tengo hasta un libro que enseña fotos de todo tipo de cacas cuando un ratón husmea en el pañal de diferentes animalitos, seguro que muchas lo conocéis y la verdad que ayuda mucho en la operación pañal, se titula “¿Puedo mirar tu pañal?” de Guidovan Genechten
Encontrar tropezones en mi vaso de agua, es lo que tiene compartir vaso cuando tu hijo se empeña en que quiere beber del tuyo…

Comer restos de todo tipo, salchicha troceada, pan chuapado (aaaargggg). También me doy a tomar restos de fruta en puré, y es que lo que no mata engorda. Así se me hace muy difícil empezar nunca la operación biquini, menos mal que vamos para el invierno y las lorcillas bajo un buen jersey gordito ni se notan.

Convertirme en un termómetro parlante, para qué comprarme uno de eso termómetros última generación con infrarrojos (aún así lo tengo) si soy una máquina de detección de fiebres nada más poner mi mano en la frente. Al principio con mi hijo mayor siempre lo utilizaba pero he generado un “expertise” de medir temperaturas  que ya hasta puedo decirte si son 37, 37,5 o 38.

Dormir por debajo de los umbrales permitidos por cualquier agencia de salud nacional o internacional. Sabéis de lo que os hablo ¿verdad? Si todo va bien tengo suerte con mis dos enanos porque son bastante dormilones pero en cuanto empiezan a pulular virus y tose uno, tose otro, vomita el mayor… ¡¡qué os voy a contar!!

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