La mayoría de los
papis (yo me incluyo) tendemos a pensar que la fiebre es una enfermedad, pero
en realidad es un síntoma que revela la existencia de alguna dolencia en el
cuerpo, advirtiendo de que algo está alterando el organismo (uno de esos
bichitos en formato virus o bacteria). Cuando la fiebre se presenta tenemos que
tener en cuenta que algo está pasando aunque
el grado de fiebre que presenta el organismo, no necesariamente equivale
a una enfermedad severa (un resfriado común puede dar mayor temperatura que
la que provoca la meningitis en el organismo del niño).
Así que, mami toca estar alerta, pero teniendo en cuenta que la respuesta
febril que tienen los niños frente a las infecciones siempre es más alta que en
adultos. Ah!! Y ojo no te creas el falso mito de que los dientes dan fiebre,
nooo, me lo explicó una pediatra de La Paz, la salida de los dientes nunca da
fiebre, puede aumentar el babeo, la caca ser más amarilla por las babas pero no
sube la temperatura de nuestros peques.
¿Cómo se activa la
fiebre? Explicación para que nos entendamos, mamis
La fiebre produce que
todo el sistema inmune se active: los glóbulos blancos (células de defensa)
comienzan a defenderse y a intentar matar al agresor, se generan y liberan
sustancias del sistema inmune que potencian todo este proceso. Además ocurre
que en el cerebro poseemos un termostato (set point) que se ajusta a un nivel
de temperatura superior a lo normal. Está comprobado que a mayor temperatura a
ciertos virus se les inhibe la reproducción.
¿Cuándo acudir a
urgencias?
Si tu peque supera
los 38 grados y es menor de cuatro meses, ni lo dudes, acude a urgencias para que el pediatra valore
que le puede estar pasando. Igualmente se recomienda ir al hospital si tu hijo
supera los 39 grados, aunque ya sea más mayor, o si la fiebre persiste varios
días.
¿Cuándo debemos
alarmarnos?
Yo
siempre he sido un poco neurótica con las fiebres (imagino que como todas
vosotras, mamás) pero casi todos los pediatras siempre me han dicho lo mismo,
que esté tranquila y observe al peque porque si no presenta estos síntomas
podemos estar más tranquilas:
Repentinamente
pierde el apetito
Se
desvela cuando usualmente duerme bien
Vomita
la última comida
Deja
de jugar y se vuelve inactivo.
Está
aletargado y con sueño.
¿Cómo bajar la
fiebre?
Las medidas físicas sólo
sirven para bajar la temperatura cuando se ha dado antitérmicos (paracetamol o
ibuprofeno, estos que no falten en un botiquín), ya que
éstos actúan bajando la temperatura que ha fijado el set point, entonces las
medidas físicas actuarían como coadyuvantes. No son recomendables si no le has
dado el antitérmico porque cuando se está con fiebre, el set point (termostato
que está en el cerebro) está fijado a una temperatura superior (por ej. 39,5°);
al bajar la temperatura periférica con medidas físicas, el set point interpreta
que el cuerpo se está enfriando por lo tanto busca calentarse más. Por lo tanto
la temperatura interior puede subir más, mientras que la piel puede mantenerse
más fría. Toma nota de algunas de estas medidas:
Quitarle ropa para que el
calor pueda dispersarse: la ropa tiene la facultad de “coger” el calor corporal
y mantenerlo, evitando también que el aire del exterior toque nuestra piel y
nos enfríe. Cuando tu peque tiene fiebre
lo ideal es que no haya ropa para evitar todo ello. Cuanto más fresquitos estén
mejor (en body y un pantaloncito freso, por ejemplo), pero teniendo en cuenta
que el ambiente de la casa sea calentito.
Bañar al bebé, dejándole
un buen rato en remojo: el cambio debe ser gradual, evitando baños fríos (hay
gente que hace eso, meterlos en agua fría), porque pueden sentarles fatal. Lo ideal
es calentar el agua como siempre (34-36ºC) y dejar que pase el tiempo para que
el agua vaya bajando de temperatura (jugando con él, explicándole cosas, etc.).
Utilizar compresas frías,
esto es muy de las películas. Podemos coger un paño o toalla pequeña y mojarla
con agua fría. Se aplican en la frente, en la nuca y las muñecas y se van
cambiando a medida que dejan de hacer efecto (se vuelve a mojar).
Aumenta la ingesta de
líquidos (sobre todo agua) para que tu peque vaya rehidratándose. Sobre todo si
el niño está sudando a causa de la fiebre es aconsejable que le vayamos
hidratando.
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