El
término anemia nos resulta muy familiar hoy en día. En alguna ocasión al
hacernos análisis de sangre a muchos nos han detectado un poco de anemia y
hemos tenido que tomar un suplemento de hierro (bien porque hemos pasado por
una época de mucho esfuerzo, o durante el embarazo etc.) Lo que nunca imaginé
es que mi segundo hijo iba a nacer con una anemia e iba a tener que estar
ingresado sus primeros días de vida por esta causa. Durante estos nueve meses
su estado ha mejorado gracias al tratamiento que nos han pautado los médicos pero aún seguimos controlándole.
¿Qué es la anemia?
La
hemoglobina es el pigmento férrico que llevan dentro los glóbulos rojos,
mediante el cual distribuyen el oxígeno en los tejidos del organismo. Una
anemia es la situación en la que el número de glóbulos rojos (y por tanto la
concentración de hemoglobina circulante) está disminuido. Por ello, cuando
disminuyen estas células la sangre transporta menos oxígeno y las células y
tejidos funcionan peor.
La
falta leve de hierro no se nota, pero si no se corrige y bajan las reservas,
pueden aparecer algunos síntomas, por ejemplo, el bebé se vuelve pálido (se
nota sobre todo en la conjuntiva del ojo y en el color de los labios) y puede
estar irritable e inapetente. Es posible que el médico al auscultarle encuentre
otros síntomas, como una aceleración de la frecuencia cardiaca y una
disminución del ritmo de crecimiento. A veces se observa un aumento de la
sudoración.
Si
el doctor sospecha que el bebé tiene anemia, pide un análisis de sangre, con
determinaciones de hemoglobina, hematocrito, hierro, ferritina, etc. Con estos
datos puede averiguar si el niño tiene déficit de hierro y cómo están sus
reservas de este mineral.
¿Cuáles son las
causas?
La
anemia por falta de hierro puede estar producida por varios factores:
· La
velocidad de descenso de la hemoglobina y su punto más bajo son más
pronunciados en los prematuros. Los niños
prematuros suelen tener falta de hierro porque, como han estado poco tiempo
en el útero, tienen pocas reservas y las acaban pronto. Después de realizarle
múltiples pruebas a nuestro peque en el hospital descartaron todo tipo de
potenciales problemas y nos explicaron que haber nacido un poco antes de tiempo
es la posible causa de que su hemoglobina no esté en los niveles normales.
· Anemia ferropénica del lactante. Se debe a una deficiencia de
hierro, sin el cual no se puede fabricar la hemoglobina de los glóbulos rojos.
Los recién nacidos que reciben fórmulas artificiales deben recibir suplementos
de. De lo contrario, utilizarán sus reservas de hierro y las agotarán al cabo
de 10 a 14 semanas, si son prematuros, y después de unos 5 meses si fueron a
término.
· Los
bebés que pesan poco al nacer
también pueden tener déficit de hierro, porque no han tenido una buena alimentación
en el útero materno. También los trastornos
gastrointestinales, como la enfermedad celiaca, que impiden su absorción.
¿Cómo se trata?
Cuando
el niño tiene déficit de hierro hay que ofrecerle carne (rojas las mejores),
legumbres y verdura, que tienen un alto contenido en este mineral. Lo ideal es
introducir la alimentación complementaria sobre los cinco meses.
Es
importante darle en la misma comida un poco de fruta o de verdura rica en
vitamina C (unos gajos de naranja o de kiwi de postre, una rajita de tomate,
etc.), porque esta vitamina ayuda a absorber el hierro.
Además,
el pediatra le recomendará darle un suplemento de hierro,
a ser posible en ayunas, junto con un poco de zumo de naranja con la fibra o un
trozo de otra fruta rica en vitamina C. No es bueno tomarlo junto con el pecho
o el biberón, porque la leche bloquea su absorción. Si tu bebé es recién nacido
intenta darle el hierro entre toma y toma.
Los
suplementos de hierro pueden producir efectos secundarios, como estreñimiento,
diarrea o vómitos. En esos casos, el médico puede reducir la dosis. En cambio,
la coloración oscura de las heces es normal, y no debe preocuparnos.
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