Durante los primeros meses de vida,
nuestro bebé está abierto a un mundo nuevo y por conocer; no tan solo por las
personas (mami, papi, hermanos, abuelos) y las cosas que lo rodean sino también
por su propio cuerpo que es una herramienta que el niño no controla aún.
Nuestro bebé no tiene coordinación y
control de sus propios movimientos, incluso en alguna ocasión puede asustarse
con su propio estornudo ya que está descubriendo los sonidos de su cuerpo y su
propia voz. Por ello, conveniente establecer con ellos una serie de estímulos
mediante el juego. De la confianza en sus posibilidades dependerá en gran parte
su desarrollo psicomotriz. Además, este desarrollo está también vinculado a la
autoconfianza del niño "puedo" o "no puedo".
Nuestro hijo utiliza el juego como un
medio para comunicarse con su entorno. Mediante el juego desarrolla capacidades
físicas, emocionales y cognitivas. El juego estimulado por nosotros, los
padres, va a ayudarles a enfrentarse a los retos del propio desarrollo y del
entorno. En estos primeros meses de vida les encanta:
-Cucu-tras, en el que aparece la cara de
mamá o papá y desaparece, se parten de risa
-Los aros de colores y las formas para
encajar les ayudan en su desarrollo motriz
-Colócate junto a él frente a un espejo. A
partir de los 6 meses los niños empiezan a notar cosas raras en el espejo,
como, la imagen que están viendo, les resulta muy familiar (a pesar de que el
niño hasta entonces no es capaz de reconocerse). La primera reacción que tendrá
al reconocerse, será una risa y una cara de satisfacción, como le ocurría
cuando se descubrió los pies
-Ponte en el suelo a su altura y animarle
a coger un juguete, les ayudará a impulsar su deseo de gatear y moverse
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