En el post de hoy quiero dirigirme
a todos aquellos padres que ahora mismo os encontráis observando a vuestros bebés
recién nacidos a través de los fríos cristales de una incubadora, a los que el “eco”
de la pantalla que monitoriza a vuestros hijos os acompaña las 24 horas del día,
a las madres que os han dado el alta en el hospital tras dar a luz pero tenéis
que marchar a casa sin vuestro pequeño … Nadie nos ha preparado para ésto, porque
cuando el embarazo evoluciona con normalidad los padres no nos esperamos que
nuestro pequeño vaya a nacer antes de tiempo, es algo para lo que no nos forman,
ni en los cursos de preparación al parto, ni durante las visitas de control del
embarazo. Pero en ocasiones sucede, y cada vez es más común: en España, 1 de cada
13 nacimientos se producen antes de la semana 37 de gestación (datos de la
Asociación de Padres de Niños Prematuros), una de las tasas más altas de la UE.
Este sábado 17 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Prematuridad, no podía
dejar de dedicarle unas palabras a todos los padres que estáis pasando por una
situación como la que vivimos con nuestros dos hijos en 2015 y 2017: el mayor
nacido en la semana 35 con hipertensión pulmonar y distrés respiratorio, y el pequeño
en la semana 37 con la hemoglobina baja. En este post os cuento a partir de qué semana un bebé se considera prematuro y en qué grado.
Es
alarmante cómo el índice de nacimientos de bebés prematuros ha ido en aumento
en las últimas décadas, hasta alcanzar los 28.000 bebés que cada año nacen en nuestro país antes de tiempo. En
España el número de nacimientos pretérmino ha aumentado un 36 % entre 1996 y
2013, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Afortunadamente, la
supervivencia de prematuros con más de 28 semanas es del 95%. Para aquellos que
nacen por debajo de esa edad gestacional se reduce al 65%.
Cada
día es una lucha cuando un bebé nace antes de tiempo, son pequeños héroes.
¿Cuáles son las
razones que favorecen la prematuridad?
Algunas
están claras, como las técnicas de reproducción asistida, los partos múltiples,
el estrés laboral, los problemas de salud en la madre y el retraso de la
maternidad ahora bien, a menudo ni si quiera se identifica la causa. Desde
luego es importante un buen control durante el embarazo que permita detectar
cualquier anomalía precozmente y tomar medidas al respecto. Pero no siempre
esto es suficiente. En mi caso la fisura de la bolsa ha sido en mis dos
embarazos la razón por la que mis hijos llegaron antes de lo esperado, pero ¿por
qué se fisuró la bolsa? no “reason why”. En el caso de mi primer hijo fue un
shock, no lo esperábamos para nada, con mi segundo peque estábamos ya alerta por
mi primera experiencia, y efectivamente la situación se repitió. Con ninguno de
nuestros hijos, los médicos pudieron saber por qué la bolsa se fisuró.
¿Qué emociones
experimentamos los padres?
En
los dos casos, un torrente de emociones se desató cuando nos confirmaron que era
el momento dar a luz antes de tiempo: la ilusión de ver su carita, pero al
mismo tiempo el temor porque el bebé salga adelante. Es normal qué suceda, y
luego vienen el dolor por estar en una habitación de hospital vacía rodeada de
padres que cogen a sus bebés en brazos, aprenden a darles el pecho… Más tarde
llega el momento de volver a casa y dejar a tu hijo ingresado, las idas y las
venidas cada pocas horas al hospital para estar con él, para intentar estimular
la subida de la leche (sin tu bebé al lado), el dolor cuando el pronóstico empeora,
la alegría cuando su estado mejora, cuando sus pulmones empiezan a funcionar
por si solos, cuando empieza a coger peso…
Nosotros
siempre confiamos en los profesionales médicos del hospital (Fundación Jiménez
Díaz), gracias a ellos nuestros dos héroes lucharon cada día, gracias a ellos nuestra
angustia los días de ingreso en la unidad de neonatos también fueron más
llevaderos.
¿Qué dice la OMS sobre
la prematuridad?
Dirigidos
a ellos, la OMS ha publicado hace unos meses directrices con recomendaciones
para mejorar los resultados obstétricos en casos de prematuridad, que incluyen,
por un lado, intervenciones destinadas a la madre –por ejemplo, administrar
inyecciones de esteroides antes del parto, o administrar antibióticos si la
madre rompe aguas antes de tiempo– y, por otro, intervenciones destinadas al
recién nacido –por ejemplo, apoyo a la lactancia, el método madre canguro,
sistemas seguros de administración de oxígeno, entre otras. –.
A
mis pequeños héroes, Adrián y Alonso, os dedico este post.
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